jueves, 26 de marzo de 2015

Tres minutos de ruptura y el día siguiente

Ayer, hoy y para siempre mi corazón se ha roto en partes infinitas e indivisibles.

4:05 AM 
Hiciste que todo lo amarillo en mi vida se volviera negro. Me mataste. Me obligaste a vivir sin ti. Me mostraste quien realmente eres. Me pusiste al final de algo que jamás debió haber pasado, pero que se sintió intenso, hermoso y real. Nos llevaste al borde y me de dejaste caer de la forma más cruel que pudiste haberlo hecho. Hiciste que toda la pena del mundo se acumulara en mi pecho sin dejarme respirar. Me hiciste llorar, llorar, hasta que me atraganté con todas las lagrimas. Me mentiste. Te llevaste toda la inocencia que me hizo amarte y creerte. Me destrozaste sin culpa. Me inundaste en la más espesa tristeza. Despreciaste mi amor. Me desprotegiste. Me hiciste vulnerable al derribaste todas las paredes llenas de amor que supuestamente construimos juntos. 

4:06 AM 
Me sentí estúpida, utilizada, dolida, traicionada, engañada, destrozada, irreparablemente rota, atrapada, ahogada en desesperación por traerte devuelta, culpable, perdida.

4:07 AM 
Sigo llorando sobre las bases de mi mente en blanco. Tal vez dormir sea lo mejor.

Hoy
Hoy ya no hay nosotros; ya no están tus dramáticos ojos llenos de amor que tanto me encantaban; ya no están tus manos, esas que nos llevaban al placer en nuestros espontáneos encuentros. Ya no está la lujuria que movía nuestras noches rebozadas de magia y exaltación. Ya no está tu cuerpo, ni tu risa, ni tu voz, ni tu boca.

¿Qué se supone que hago sin ti?

Ya no hay nada. Pero, ¿que más da?

1 comentario: